Pablo, Íñigo, Ramón, Lorena, Tania... Quién es quién en la guerra de Podemos en Madrid
El enésimo enfrentamiento entre los dos principales sectores de Podemos cuenta en Madrid con diferentes actores, numerosos nombres propios y peones
Madrid vuelve a ser el epicentro de la batalla entre sectores en Podemos. Esta vez a cuenta de la configuración de la lista que acompañará al precandidato Íñigo Errejón en las elecciones autonómicas del próximo año. El exportavoz parlamentario quiere autonomía para elaborarla, rodeándose de sus afines, y el oficialismo, que apoya a Errejón como candidato, pide también tener presencia. Este jueves llegó a amenazar con dar un paso a un lado si no controlaba la lista. Pablo Iglesias no tardó en responderle a modo de advertencia, ante la insistencia de las preguntas de los medios sobre este giro de guion, que los inscritos no aceptarán "ni media tontería".
Cunde la autocrítica por haber desviado el foco mediático en un contexto marcado por la excepcionalidad política tras el caso del máster de Cristina Cifuentes y se reitera la vocación de centrarse en lo importante, en lugar de resucitar las guerras fratricidas, pero el mensaje que se traslada a través de declaraciones y las posiciones adoptadas indican todo lo contrario. Generosidad, integración o unidad vuelven a convertirse en palabras fetiche, como si fuesen significantes vacíos que cada sector redefine a su antojo, según sus intereses. El relato de unos no casa con el de los otros, mientras se despiertan fantasmas del pasado. Como muestra, los canales de parte de la red de mensajería Telegram, la usada por Podemos, que se utilizaron antes y durante Vistalegre II vuelven a reactivarse, y sus ventiladores con fuego amigo funcionan ya a pleno rendimiento.
Iglesias avisa a Errejón: ''Ni media tontería con cuestiones internas''
El sector anticapitalista se mantiene al margen de la contienda, trata de conservar una línea coherente y no echar leña al fuego. "Estamos en medio de una crisis del Gobierno de Cifuentes y lo importante es centrarnos en la política hacia fuera y no en lo interno", sentencia una diputada regional de este sector. Competirán con su propia lista en el proceso de primarias, encabezada por la actual portavoz en la Asamblea de Madrid, Lorena Ruiz-Huerta. Desde Izquierda Unida miran de reojo el proceso interno en Podemos, pues el principio de acuerdo es que se repita el esquema de unidad en las elecciones generales: negociar huecos en las listas. Errejón no es el candidato más favorable a su proyecto político. La batalla cuenta con varios actores, numerosos nombres propios y peones.
Íñigo Errejón
El sector liderado por Errejón en la Comunidad de Madrid lleva trabajando más de un año en su candidatura. Producción teórica, desarrollo de líneas políticas, creación de equipos de trabajo y promesas de puestos de responsabilidad en un hipotético Gobierno de coalición de la mano del PSOE, fruto de la denominada "competición virtuosa". Quizá por esto último, ante la evidencia de que la lista no estará completamente controlada por Errejón, como se había previsto, el precandidato haya probado con el ultimátum. No tanto por forzar la situación, sino por demostrar ante los suyos que no iba de farol, que el proyecto construido durante los últimos meses no era una simple aspiración. Durante este tiempo les había comunicado que solo daría el paso si contaba con autonomía plena para desarrollar su proyecto y elaborar la lista de la candidatura.
En el sector oficialista, en cambio, se lanzaba el mensaje de "unidad" repetido en Vistalegre II, tanto para convencer sobre la necesidad de apoyar a Errejón como para defender que se articularía una lista en la que tendrían cabida las distintas sensibilidades. También en el plano municipal, de ahí el intercambio de cromos por el que se le sugirió al ex número dos que su mano derecha fuese Rita Maestre, portavoz en el Gobierno del Ayuntamiento de Madrid, y que su posición la ocupase el líder de Podemos en la ciudad, el exJemad Julio Rodríguez, afín a Pablo Iglesias.
No son pocos quienes se disputan el número dos en la lista de Errejón. Desde Tania Sánchez, diputada estatal pero con asiento en la dirección regional, hasta la diputada regional Clara Serra y, sobre todo, Mónica García. Esta última fue nombrada presidenta del grupo parlamentario en la Asamblea de Madrid, en sustitución del pablista Marco Candela, como gesto de buena voluntad de este sector. Una elección por la que se dio casi por sentado que era la elegida de Errejón para convertirse en su número dos o, al menos, ir en uno de los puestos de relevancia.
Pablo Padilla, Hugo Martínez Abarca, José Manuel López, Eduardo Rubiño o Emilio Delgado son algunos de los diputados más cercanos a Errejón. Sin embargo, por quien más está apostando y trabajando su candidatura, tanto por perfil como por afinidad, es el diputado Alberto Oliver, quien entró en la Asamblea de Madrid en sustitución de otra diputada de Podemos que cursó baja.
Ramón Espinar
El líder regional de la formación trata de cuadrar el círculo contentando a los suyos, máxime después de imponerse en unas primarias internas a la candidata errejonista, propiciando un proceso de primarias que cumpla con las expectativas de todos los sectores, también del anticapitalista, para que tengan la representación que les corresponde, y dejando autonomía a Errejón. Lo primero parece lo más difícil, pero se antoja imprescindible para evitar una disfunción entre los órganos de dirección y el grupo parlamentario. Precisamente, esta descoordinación o solapamiento de estructuras de decisión fue lo que hizo estallar la primera batalla interna en Podemos, surgiendo de ella la creación de las facciones pablista y errejonista.
Encajar en las listas a los miembros de la dirección que lo acompañaron en su lista para hacerse con la secretaría autonómica (Fran Casamayor, María Espinosa, Elena Sevillano, Jesús Santos o Víctor Rey) es por tanto una máxima. Iglesias también defiende que Espinar vaya en puestos de salida, para que repita como portavoz en el Senado u ocupe un puesto de responsabilidad en un hipotético Gobierno morado en la comunidad. No es negociable.
En último caso, según señalan fuentes del partido, y a lo que Errejón tampoco parece que pondría trabas, se presentaría una lista pablista, sin candidato a la presidencia, en competición con otra elaborada por el precandidato. Nada está descartado. Esta posibilidad podría producirse tanto si las primarias se celebran en dos tiempos, como pretende la dirección, o a la vez. En ambos casos se separaría la votación del cabeza de lista del resto de nombres en la papeleta.
La amenaza de Errejón de no presentarse si no era manteniendo el control sobre la lista no ha sentado bien en la dirección. Asimismo, ha generado un cruce de desconfianzas mutuas. Se buscará un acuerdo, pero si este no llega se competirá y serán los inscritos quienes configuren la lista. "En Podemos no vale que nadie venga con 'esta es mi lista', se hacen primarias", subraya una fuente de la dirección. Si no hay acuerdo entre los dos principales sectores, según añade este misma fuente, se deberá garantizar al menos que este acuerdo "llegue por la vía de unas primarias que respeten los mínimos necesarios" para que los sectores tengan la representación que les otorguen las bases.
Lorena Ruiz-Huerta
La portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, vinculada al sector Anticapitalista, ha recuperado terreno como potencial rival de Errejón durante las últimas semanas, con un reconocimiento dentro y fuera de la formación por su intervención durante el pleno extraordinario en el que compareció Cifuentes para dar explicaciones, mientras que el ex número dos se mantuvo en un segundo plano. Desde su entorno subrayan que "hay que construir un espacio del cambio de unidad popular amplio más allá de Podemos", priorizando la construcción de un programa y a partir de ahí elegir a las personas que lo representen.
La apuesta por construir este espacio más amplio de unidad popular es lo que lleva al sector anticapitalista a estar más cerca de Izquierda Unida, Equo u otras candidaturas de unidad popular distribuidas por los municipios de la región. Errejón, por su parte, siempre fue más reacio a incluir en sus filas a la formación liderada por Alberto Garzón. En la relación con el PSOE también se visibilizan las diferencias entre ambos proyectos. Desde el errejonismo se trata de ir un paso más allá en la "mano tendida" a los socialistas, creyendo "ensanchar" así el campo político de la izquierda. Desde el sector anticapitalista rechazan una posición de subordinación con el PSOE, sin priorizar un Gobierno conjunto. Al margen del discurso y el programa, más rupturista o más reformista, la articulación de la confluencia y los hipotéticos acuerdos poselectorales son algunas de las principales diferencias entre ambos sectores.
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