“Con ella sola no alcanza, sin ella no se puede”
En
la Carta VI a Ricardo Forster, Jorge Alemán analiza la frase de Alberto
Fernández sobre el lugar de CFK en la construcción de la unidad
peronista.
Por Jorge Alemán
(para La Tecl@ Eñe)
Aunque nos
propusiéramos tan sólo mantener una correspondencia sobre Benjamin y
Lacan, en la situación actual de Argentina, tarde o temprano, la
coyuntura política llamaría a nuestras puertas. En este punto es que me
propongo comentar con vos la tan anhelada “unidad del peronismo “que ya
parece por fin despuntar.
Aunque la
reclamaban nuestros compañeros más “estéticos” peronismo y una gran
parte de la población, la misma tiene un aire de familia con una
“solución responsable a la europea”. A saber, en momentos donde corre
peligro el propio andamiaje de la nación y se corroe por una política
devastadora del “macrismo” sobre todo lo logrado con tanto esfuerzo,
parece muy sensato y pragmáticamente saludable intentar establecer un
límite. Para estar a tono con el clima de época: “primero la patria,
después el movimiento, etc., se impone con gran fuerza .Sin duda, en
principio parece una buena noticia que incluso los que pertenecemos al
ala izquierda kirchnerista debemos considerar seriamente, ya que están
nuestras propias fuerzas implicadas. Ahora habrá que ver cómo se
desarrollan los acuerdos programáticos y la distribución de lugares.
Hay una
frase que en estos días sobresale por su hallazgo al definir el sentido
de la “unidad”, me refiero a la famosa fórmula de
Alberto Fernández: “con ella sola no alcanza, sin ella no se puede”,
fórmula que tiene el valor singular de intentar definir el lugar de
Cristina en la compleja trama que se despliega en la situación.
Es de
suponer que Alberto Fernández resume un límite estructural de Cristina
en lo que concierne y está en juego en la apuesta electoral del 2019.
Pero me voy a permitir, para someterla una vez más a tu juicio, analizar
esta fórmula más allá de su intención explícita llevándola más lejos de
su estricta conjugación electoral.
Alcanzar y
poder, son los verbos aludidos en la descripción. Pero de entrada hay
que subrayar que la frase es sintomática: señala y apunta a un lugar
difícil de definir, un elemento que no podría ser integrado fácilmente
en un conjunto. Es como si el conjunto denominado “unidad peronista”
dispusiera de un elemento, en este caso Cristina, que por un lado tiene
las mejores razones para pertenecer a él, incluso es el término que lo
constituye y a la vez no se podría definir claramente su lugar. El verbo
“alcanzar “hace referencia al número electoral y a su suma, el verbo
poder es más enigmático; ¿no se puede qué, no se podría qué? con
Cristina. Ese “no se puede “va más allá de los supuestos cálculos
electorales. Porque el paradójico lugar que la frase de Fernández le
asigna a Cristina, designa el lugar desde donde la Unidad del peronismo
además de ser un proyecto electoral necesario para frenar la barbarie
macrista, se definiría también como un proyecto antagónico con el
Neoliberalismo. Y esto, simplemente porque su sólo nombre evoca una
serie de franqueamientos del marco neoliberal que ya no se sabe si la
afortunada unidad del peronismo estaría en condiciones de asumir. ¿No es
este lugar indefinible de Cristina, esta condición de posibilidad y de
imposibilidad que ella misma encarna, lo que nombra en la situación el
verdadero lugar de la “causa”? Con lo cual, la fórmula se podría
retocar, si ella está no ganamos porque si ella está vuelve la causa, y
somos peligrosos. ¿La atinada unidad del peronismo se enfrenta al
gobierno de Macri o es un frente antineoliberal? Aunque los dos términos
de la pregunta mantienen evidentes puntos en común, no se recubren
enteramente. El gobierno de Macri es un instrumento del Neoliberalismo y
no al revés. Macri es el proyecto gubernamental del Poder neoliberal.
Es su aplicación o uno de sus algoritmos, como se suele decir ahora. Y
el lugar enigmático de Cristina es el punto crucial donde el sentido de
un proyecto histórico se define.
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