Con todo a favor, Díaz puede perder
Susana Díaz lo tendría todo para ganar las primarias: es la presidenta de una comunidad de tanto peso como Andalucía, gana elecciones, cuenta con una gestora a su servicio y con el apoyo de los barones más importantes, los expresidentes González y Zapatero y los medios de comunicación más influyentes. Sí, también la respalda eso que se llama el sistema. Enfrente, Pedro Sánchez llevó al PSOE a sus peores resultados históricos, no tiene ningún apoyo interno relevante y solo puede apelar a las bases con un discurso oportunista de izquierda. Patxi López, el candidato que tendría más posibilidades de reunificar a un PSOE roto, parece un mero convidado de piedra. En este escenario, la presidenta andaluza debería arrasar en las primarias. Pero la impresión, basada en algunas encuestas y la presencia masiva en los actos de su rival, es que hay partido. Ya se sabe que en el PSOE, donde anida una vena ácrata y contestataria, las primarias las carga el diablo. ¿Por qué Díaz no tiene la victoria asegurada? En primer lugar, porque la operación que comandó para derrocar a Sánchez (palabra que empleó el propio Javier Fernández) ha dejado heridas profundas. Una parte de la militancia no se lo perdona. En segundo, porque el mantra del «no es no» (ahora reconvertido en «sí es sí») sigue siendo un arma muy poderosa en manos de su adversario. En tercer término, por la endeblez de su discurso político, populista y repleto de tópicos. En todo caso, es la gran favorita. Le favorece que haya tres candidaturas. Si venciera Sánchez, la unidad del PSOE sería una quimera, los barones y los poderes fácticos le volverían a boicotear y las elecciones generales estarían servidas. Pero, aún así, tiene posibilidades de vencer. Y esto es algo que debería hacer reflexionar a Díaz y sus adláteres
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