Federico Luppi: bancarrota y malos tratos en el triste final del actor
Un
lugar en el mundo, Cronos, Martín Hache, El laberinto del fauno, Nadie
hablará de nosotras cuando hayamos muerto, Lugares Comunes... La filmografía de Federico Luppi es
de esas que causan admiración y emoción a los aficionados al cine, que
ayer perdieron a un titán de la interpretación. A sus 81 años, el
intérprete argentino falleció a causa de un hematoma producido por un accidente doméstico que sufrió en abril. El actor se preparaba para volver a los escenarios con Las últimas lunas, un título en el que iba a dirigirle su mujer, la española Susana Hornos, con quien se casó en 1999.
Junto a Ricardo Darín y Héctor Alterio, Luppi fue tremendamente popular en nuestro país, al que emigró en 2001 cuando comenzó el corralito en Argentina. Aquí encontró paz, reconocimiento y realizó su única cinta como director Pasos. En las redes sociales se palpaba el cariño que despertaba. Por ejemplo, Juan Diego Botto, su compañero en Martín Hache le despedía así en Twitter: "Desolado por la muerte de Federico Luppi. El mundo hoy es más gris. Inmenso ser humano, grandísimo actor. GRACIAS por todo Fede". Pablo Iglesias escribía lo siguiente: "Nos deja Federico Luppi. Pocos actores supieron tocar las conciencias como él. Que la tierra te sea leve maestro".
Pero en su país natal, su figura resultaba mucho más controvertida. La guionista porteña Caro Aguirre se manifestaba así: "Leo loas a Federico Luppi, cuya esposa contó cómo le pegaba. Después se preguntan cómo paso lo de Harvey Weinstein. Simple. No les importa". Una misma postura que han adoptado otros tuiteros argentinos, quienes no perdonaban al intérprete unos cargos que éste nunca reconoció.
La historia es lejana. En 2010 la actriz Haydée Padilla, con la que el actor protagonizó El gran deschave, el éxito teatral más prolongado de su carrera y el filme Tiempo de revancha, le acusó de malos tratos públicamente. "(La violencia) en la intimidad empezó cuando yo le dije: vos dijiste esto y hiciste esto otro y ahí vino el cachetazo. Yo pensé -como nunca había vivido violencia en casa- pobre, pero al mismo tiempo tenía el ojo hinchado.El problema es que hace 15 años te decían: bueno, está bien, aguántatela". Eran tiempos diferentes", dijo la actriz con la que Luppi vivió durante una década de lunas de hiel, según sus declaraciones.
Padilla también hizo alusiones a su agresividad en la cama: ""El problema es cuando no se resuelven las sexualidades, la verdad me da pena. Son cosas que él pedía y que yo no estaba dispuesta a hacer en la intimidad. Yo creo que todo es aceptable con respecto al sexo. Pero... a ver, si yo quiero. Vamos juntos, no me obligues".
El testimonio de Padilla oscureció la reputación de Luppi, quien desde su retorno a Argentina mantuvo varias polémicas con mitos de la nación como Mirtha Legrand, a la que llamó "ignorante" o el propio Darín, del que llegó a decir: "Con todo el respeto que le tengo, más que ingenuo es un pelotudo". El motivo de esta afrenta es que Darín había criticado el patrimonio de la ex presidenta Cristina Kirchner, de la que Luppi fue un ferviente defensor.
Por si fuera poco, en 2013, otra ex pareja, la uruguaya Brenda Accinelli, terminó demandándole por injurias, después de que Luppi dijera que el hijo que habían tenido juntos fue "un fraude". El hombre que tantas veces había personificado la dignidad y la integridad en la gran pantalla veía como su nombre era arrastrado por el fango mediático.
Sin duda, sus últimos días fueron amargos. A todos estos problemas, se les añadió la ruina económica. En una entrevista radiofónica hace pocos meses, aseguró que le costaba llegar a fin de mes. "Por primera vez en mi vida me angustio cuando llego a fin de mes. Siempre he estado estirando la cuerda y ahora no sé qué va a pasar mañana". Él, que había paseado su talento por los festivales de medio mundo, decía que no podía permitirse lujos como pagar una entrada de cine. Una situación que minaba su ánimo: "Estoy decepcionado, amargado, tristón, solitario".
En la despedida al actor la prensa argentina se ha visto enfrentada a una encrucijada: ¿se puede separar al genio creativo de una personalidad turbulenta y despótica? Cómo ser justos con un hombre que dio tanto gozo a los cinéfilos pero que se portó de forma ruin con varias mujeres. Un dilema para el que cada uno tiene una respuesta. Al menos, quedan sus películas.
Junto a Ricardo Darín y Héctor Alterio, Luppi fue tremendamente popular en nuestro país, al que emigró en 2001 cuando comenzó el corralito en Argentina. Aquí encontró paz, reconocimiento y realizó su única cinta como director Pasos. En las redes sociales se palpaba el cariño que despertaba. Por ejemplo, Juan Diego Botto, su compañero en Martín Hache le despedía así en Twitter: "Desolado por la muerte de Federico Luppi. El mundo hoy es más gris. Inmenso ser humano, grandísimo actor. GRACIAS por todo Fede". Pablo Iglesias escribía lo siguiente: "Nos deja Federico Luppi. Pocos actores supieron tocar las conciencias como él. Que la tierra te sea leve maestro".
Pero en su país natal, su figura resultaba mucho más controvertida. La guionista porteña Caro Aguirre se manifestaba así: "Leo loas a Federico Luppi, cuya esposa contó cómo le pegaba. Después se preguntan cómo paso lo de Harvey Weinstein. Simple. No les importa". Una misma postura que han adoptado otros tuiteros argentinos, quienes no perdonaban al intérprete unos cargos que éste nunca reconoció.
La historia es lejana. En 2010 la actriz Haydée Padilla, con la que el actor protagonizó El gran deschave, el éxito teatral más prolongado de su carrera y el filme Tiempo de revancha, le acusó de malos tratos públicamente. "(La violencia) en la intimidad empezó cuando yo le dije: vos dijiste esto y hiciste esto otro y ahí vino el cachetazo. Yo pensé -como nunca había vivido violencia en casa- pobre, pero al mismo tiempo tenía el ojo hinchado.El problema es que hace 15 años te decían: bueno, está bien, aguántatela". Eran tiempos diferentes", dijo la actriz con la que Luppi vivió durante una década de lunas de hiel, según sus declaraciones.
Padilla también hizo alusiones a su agresividad en la cama: ""El problema es cuando no se resuelven las sexualidades, la verdad me da pena. Son cosas que él pedía y que yo no estaba dispuesta a hacer en la intimidad. Yo creo que todo es aceptable con respecto al sexo. Pero... a ver, si yo quiero. Vamos juntos, no me obligues".
El testimonio de Padilla oscureció la reputación de Luppi, quien desde su retorno a Argentina mantuvo varias polémicas con mitos de la nación como Mirtha Legrand, a la que llamó "ignorante" o el propio Darín, del que llegó a decir: "Con todo el respeto que le tengo, más que ingenuo es un pelotudo". El motivo de esta afrenta es que Darín había criticado el patrimonio de la ex presidenta Cristina Kirchner, de la que Luppi fue un ferviente defensor.
Por si fuera poco, en 2013, otra ex pareja, la uruguaya Brenda Accinelli, terminó demandándole por injurias, después de que Luppi dijera que el hijo que habían tenido juntos fue "un fraude". El hombre que tantas veces había personificado la dignidad y la integridad en la gran pantalla veía como su nombre era arrastrado por el fango mediático.
Sin duda, sus últimos días fueron amargos. A todos estos problemas, se les añadió la ruina económica. En una entrevista radiofónica hace pocos meses, aseguró que le costaba llegar a fin de mes. "Por primera vez en mi vida me angustio cuando llego a fin de mes. Siempre he estado estirando la cuerda y ahora no sé qué va a pasar mañana". Él, que había paseado su talento por los festivales de medio mundo, decía que no podía permitirse lujos como pagar una entrada de cine. Una situación que minaba su ánimo: "Estoy decepcionado, amargado, tristón, solitario".
En la despedida al actor la prensa argentina se ha visto enfrentada a una encrucijada: ¿se puede separar al genio creativo de una personalidad turbulenta y despótica? Cómo ser justos con un hombre que dio tanto gozo a los cinéfilos pero que se portó de forma ruin con varias mujeres. Un dilema para el que cada uno tiene una respuesta. Al menos, quedan sus películas.
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