La Universidad de Oxford recomienda a España europeizar sus horarios
Las tardías costumbres españoles y el desfase con el horario solar han hecho de los españoles los europeos que más cansados llegan a casa después de trabajar, solo por detrás de Chipre
España se dispone a desaprovechar esta noche una
oportunidad histórica para poner fin a uno de los últimos reductos del
«Spain is different» o de aquello de que «Europa termina en los
Pirineos»: la diferencia de horarios con nuestros vecinos. Así lo creen,
al menos, numerosos expertos que defienden que España debe adelantar sus horarios laborales, los de las comidas y el de los programas televisivos, y volver al horario que marca el meridiano de Greenwich para países como Portugal o Reino Unido.
Si España renunciara a adelantar el reloj una hora esta madrugada (a
las dos serán las tres), el huso horario oficial se sincronizaría de
nuevo con el horario solar que en realidad corresponde a la latitud de
nuestro país. Y se pondría fin a un accidente histórico que dura ya 74
años.
En 1940, la España franquista decidió adelantar la hora
para adoptar el horario oficial de Alemania, que acaba de culminar la
ocupación de Francia y de imponerle, entre otras cosas, la hora de
Berlín. Otros países regidos por el meridiano de Greenwich como Reino
Unido, Portugal e Irlanda también adelantaron una hora y se sumaron al
huso horario alemán para evitar confusiones en las acciones bélicas. Una
vez terminada la contienda, estos decidieron volver al huso horario que
les corresponde, marcado por el meridiano de Greenwich (GMT+0). España
no lo hizo. Y hoy día sigue siendo un país con una hora de desfase (dos en el caso de Galicia)entre su horario solar,
que determina el comportamiento de las hormonas, y el horario oficial
alemán (GMT+1) que rige nuestras vidas sociales y laborales.
Un «jet lag» constante
«Si no cambiamos la hora del reloj [esta noche], estaremos
de nuevo en nuestra zona horaria, y si además adelantamos una hora los
telediarios del mediodía y la noche, y adelantamos la hora de comer a
las 13:00 y volvemos a trabajar a las 14:00, habremos andado una gran
parte de camino», defiende Nuria Chinchilla, especialista en
organización laboral y familiar de la IESE Business School y miembro de
la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles.
«Hay muchos españoles que no son conscientes del jet lag
constante en el que viven y los costes asociados de no cambiarlo»,
advierte siempre que puede esta ejecutiva y defensora de la conciliación
entre vida familiar y laboral.
Cenar a las diez de la noche
Una falta de consciencia que no se justifica desde luego en la falta de información, porque los estudios son cada vez más numerosos. Y también los reportajes que retratan ese exotismo horario que muchos perciben. «España, el país que cena a las diez de la noche»: así se titulaba un reportaje publicado el mes pasado por el «New York Times». Algunos se lo tomaron como una afrenta patria.
Otros, como el investigador de la universidad de Oxford, José María
Fernández-Crehuet, se ven reflejados, muy a su pesar. «El “New York
Times” tenía toda la razón», explica en conversación telefónica con ABC.
Este experto español del Centro de Investigación del Uso del Tiempo de
la universidad inglesa concluye en un estudio, de próxima publicación,
que es «urgente» que España modifique de sus horarios y recupere el huso
horario de Greenwich.
«España conseguiría, sin costes, mejorar la calidad de vida,
el rendimiento escolar, fomentar la salud y disminuir la siniestralidad
laboral ganando en productividad y conciliación», sentencia en sus
conclusiones. Y también acercarse más a Europa. «España está plenamente
integrada dentro de la UE en todo salvo en el horario, y el nuestro es
atípico incluso comparándolo con los horarios de Italia y Portugal, por
lo que la explicación no reside en las horas de sol, como a veces se
cree», explica Fernández-Crehuet, que ha liderado una investigación en
la que participa también la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. En su
estudio, argumenta que España es una economía cada vez más orientada al exterior,
por lo que debe haber un esfuerzo por adaptarse a los horarios de
trabajo y a las costumbres de nuestros principales socios comerciales y
fuentes de turistas.
Mejor las jornadas intensivas
«En la mayoría de países europeos, el que se queda a
trabajar más allá de las cinco es visto como alguien que no ha sabido
organizarse bien, y además hay que pagarle esas horas extra, mientras
que, en España, existe todavía la mentalidad de aquí estoy yo a las ocho
de la noche para lo que haga falta», reflexiona. Los datos indican que las jornadas intensivas mejoran la productividad por hora trabajada,
una de las asignaturas pendientes de la economía española. Además de
las repercusiones económicas y laborales, el informe de la universidad
de Oxford compara los datos españoles con los del resto de Europa en
ámbitos más relacionados con la vida personal. Y enumera las
manifestaciones de ese “jet lag” permanente que denunciaba Chinchilla.
«Demasiado cansados»
Por ejemplo, el 41,3% de los españoles llega a casa «demasiado cansado para hacer labores domésticas» varias veces por semana, la segunda tasa más alta de la UE solo por detrás de Chipre,
según los datos de Eurofound (agencia europea por la calidad de vida).
Acostarse tarde, desayunar poco en casa por apurar minutos de sueño,
interrumpir la mañana a las 10:30 para tomar un café y churros, comer en
casa o en un restaurante de dos a cuatro, pasar por un atasco, salir de
la oficina a las ocho, pasando por otro atasco, y cenar viendo el
telediario a las 9 de la noche son «costumbres» españoles de solo siete
décadas de antigüedad. «Cambiarlas no implica comer un sándwich encima de la mesa del despacho sino comer un plato de dieta mediterránea en una hora en lugar de dos platos en dos horas», aclara Fernández-Crehuet.
Conciliar con la vida familiar
Con 1,32 hijos por mujer de media, España tiene uno de los
índices de fecundidad más bajos de la UE, lejos de la tasa de reposición
de 2,1 hijos por mujer, pero también del ideal de 2,11 hijos de media
con el que sueñan las españolas (por 2,06 hijos de media en el caso de
los hombres, según el Eurobarómetro).
Con el objetivo, tímido por ahora, de ayudar a los
españoles a conciliar mejor vida laboral y familiar, el Consejo de
Ministros aprobó el pasado día siete destinar más de 1.529 millones
dentro del Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades 2014-2016 para
apoyar la corresponsabilidad entre hombres y mujeres en la vida
personal, familiar y laboral. Un plan que avanzaría pasos de gigante si,
como piden muchos, no se tocaran los relojes esta madrugada.
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