A Cristina la votaron todos.
No hay en la Argentina un sector, ni un partido político, ni un referente ideológico que pueda por sí solo siquiera rozar esos números.
A ese río caudaloso de boletas confluyeron las aguas de otros múltiples arroyos: estudiantes y jubilados, industriales y agricultores, ateos y creyentes, profesionales y empresarios, científicos y comerciantes, y hasta plateístas de River que ya habían pelado el GPS para llegar a la cancha de Deportivo Merlo y que ahora podrán seguir al equipo de sus amores por televisión.
Cuando el aluvión zoológico -la pluralidad de la hora hasta permite un homenaje al ingenio gorila- deviene masa multicolor, difusa en su perímetro pero compacta en su superficie, homogénea en sus objetivos pero siempre beligerante y tentada a discutir a palazos los caminos, ese curioso fenómeno llamado peronismo adquiere su imponente dimensión histórica. Tranquilos: no seré yo quien venga a definirlo.
La mitad de los argentinos confían en ese piloto que sabrá surfear las olas para llevarnos a mares más apacibles
Quizás ni siquiera haga falta. Bastará a los efectos prácticos saber que la mitad de los argentinos confían en ese piloto que, soplen vientos favorables o nos tiren para atrás tsunamis incontrolables, sabrá surfear las olas para llevarnos a mares más apacibles.
Permítanme un paréntesis sentimental para decirles que nada me pareció este domingo más conmovedor y elocuente que el momento en que la Presidenta, desde su atril, lideró el coro y corrigió a los jóvenes que no conocían de memoria y completa la Marcha Peronista.
Me dolió, en cambio, comprobar que, durante tantos meses, tantos y tan poderosos medios hayan abusado de nuestra ingenuidad y nos hayan empaquetado con la idea de que sólo se podía votar a favor o en contra de Cristina. Y me dolió que, una vez instalada la mentira, hicieran crecer artificialmente y arteramente un "clima anti K" que sólo existía en el resbaladizo territorio de sus deseos.
Hay todavía quienes optaron por la más tramposa de todas las coartadas y siguen afirmando que las elecciones las perdió la oposición
Hubo quienes aceptaron la propuesta, como un amigo mío declaradamente anti peronista que acabó eligiendo a Cristina porque estaba en contra de la oposición. Hubo quienes consiguieron discernir que la Oposición era una entelequia mediática y optaron por "el otro progresismo" (gracias, Sarlo). Hay todavía quienes optaron por la más tramposa de todas las coartadas y siguen afirmando que las elecciones las perdió la oposición, cuando sería tanto más simple y honesto reconocer que las ganó Cristina.
¿Lo que viene? Otra pregunta que no sabré responder. Imagino que el peronismo tratará de resolver su eterna tensión entre el populismo y la social-democracia. Que tal vez no lo consiga. Que seguirá gobernando por lo menos cuatro años más..
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