Algún día, hijo, este país será tuyo
.No son sólo Sarkozy y Gaddafi los que colocan a sus hijos en cargos públicos sin contar con más mérito que su parentesco. Si nos fijamos en el ámbito patrio, nos encontraremos con que Zapatero tiene un primo, José Miguel Vidal, en su equipo de presidencia, que Rajoy tiene a su cuñado, Francisco Millán, como eurodiputado por el PP o que la hija de Fraga, Carmen, también ocupa escaño en Estrasburgo; también con que el dimitido Ricardo Costa es hermano de Juan Costa, quien ya fuera ministro con Aznar, que Chaves ha tenido algunos problemas últimamente por favorecer a la empresa en la que trabaja su hija, que Maragall y Carod situaron a sus hermanos en importantes cargos públicos en
Lo que ocurre es que la actitud de Sarkozy, que ha colocado a su hijo Jean, estudiante de Derecho y sin experiencia alguna, al frente de EPAD, el organismo público que regula
Vallespín entiende, no obstante que el asunto es más complejo, en tanto se mezclan “un problema de lealtad y otro de familiaridad. No es el caso de Sarkozy y de su hijo, pero puede serlo el de otros políticos. Si colocas de jefe de gabinete a un familiar tuyo que está plenamente capacitado, puedes sentirte más respaldado y más cómodo, y no te da corte llamarle a las cuatro de la mañana si es necesario”. Y probablemente, dice, ese sea el caso del primo de Zapatero: “mucha gente que le conoce asegura que hace una labor estupenda, muy técnica. Por eso, es lógico que, a capacidades iguales, se termine eligiendo a aquella persona que te merece más confianza”.
Pero además de esa necesidad que todo dirigente tiene de rodearse de gente con la que se sienta seguro, Alejandro Navas entiende que a la hora de elegir altos cargos influyen factores perversos ligados a la propia tipología que el poder produce. “El que está arriba, ya sea en la empresa, en la corporación, en el sindicato o en el partido tiende a perder fácilmente el contacto con la realidad. El que llega a la cúpula suele pensar que es un fenómeno. Y si encima asciende contra el sentir general, como pasó con Helmut Kohl o con Aznar, acaban pensando que ellos tienen la clave, que saben lo que quiere el pueblo, que son los únicos que conectan con sus aspiraciones más íntimas, y por eso desprecian a la opinión pública e ignoran los resultados de las encuestas y lo que periodistas e intelectuales dicen”. Ese gobernar sin prestar atención más que a las propias percepciones, que aquí se ha dado en llamar 'Síndrome de
Para Víctor Sampedro, catedrático de comunicación política de
Puesto que vivimos en un tiempo, asegura Sampedro, en que asociaciones y colectivos sociales han perdido el protagonismo político, terminan siendo “las redes de intercambio de favores mutuos las que ofrecen estabilidad a un clan político”. No es extraño, pues, que en ese contexto en el que se intenta asegurar la lealtad termine triunfando el recurso a colocar a los familiares en puestos clave. Y máxime cuando “las normas impuestas por la burocracia weberiana de mérito y anonimato para el acceso a los altos cargos no funcionan debidamente”. Pero, advierte Navas, se trata de algo que no sólo se da en la política: “el nepotismo es un fenómeno transversal, que sólo exige un prolongado uso del poder, ya sea en la empresa, en los partidos o en la universidad”. Siempre que se prefiere la lealtad a la capacidad, se termina incurriendo en este tipo de prácticas.
El problema, pues, tendría una doble vertiente. En primera instancia, por las consecuencias sociales que tendría este privilegiar la obediencia en detrimento del mérito. Y, en segunda, porque eso significaría que vivimos en una sociedad donde no se pueden alcanzar metas significativas si no se goza de enchufe. Algo que, sin embargo, es posible, asegura Víctor Sampedro. “Se puede hacer algo al margen de los clanes, pero no contra ellos. Costará llegar a un cargo muchísimo más esfuerzo y mucho más trabajo haciéndolo desde la periferia y no desde dentro de estos grupos, pero no es imposible”. Para alcanzar ese objetivo, es esencial lograr “avales externos que sean irrefutables”. En el caso de la universidad, un entorno donde no es raro encontrar fenómenos de nepotismo, “habría que publicar en editoriales de reconocido prestigio o colaborar con equipos internacionales que no están al alcance de las redes clientelares locales”. Eso sí, advierte Sampedro, “quienes lleguen por esas vías, que son pocos, que son los mejores, encabezarán el sistema universitario que sobrevivirá tras la aplicación de Bolonia”. Y ello porque “lo que el nepotismo no soporta es la sociedad abierta y por eso desaparece en cuanto no hay públicos cautivos”.
Viven obsesionados con Europa,a la que critican y denuestan por imperialista,al tiempo que aman a los EEUU.
La red está llena de mail de copatriotas argentinos que se comparan siempre.
Hace poco recibí uno de un pariente que alababa la eficacia y eficiencia de Sarkozy.
Si a corrupto nadie le gana a Berlusconi, a trepador,mentiroso y tramposo,el "Sarko" se lleva varios premios.
Pero ahora,a esos que lo tenían de ejemplo y que critican los enchufes de España y sus políticos y de los acomodos del matrimonio Kirchner o de Chávez, Evo o Lula, un sencillo estudio les muestra que desde los tiempos de los habitantes de Uruk hace 5.000 años, cada uno y cada cual trata de acomodar,enchufar o nombrar a los parientes.
Yo lo confieso,a quien primero colocaría si tuviera poder,sería a mi familia....
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