Corazón, monarquía y corrupción:
¡La infanta Elena espera un hijo de Francisco Nicolás!
¿Quién dijo lo de ‘prometer hasta meter’? Pues el joven Francisco Nicolás, famoso adicto a los círculos del PP, se ha tomado al pie de la letra el rancio dicho. Según fuentes de esta redacción (como siempre, fiables al 0,100%), la mismísima infanta Elena está esperando un retoño de la brillante promesa del mamoneo español.
Por lo visto, el objetivo del joven siempre estuvo claro. Tras infiltrarse en el ‘inner circle’ más poderoso de la derecha española, chantajear a varios empresarios y alquilar algunos coches de lujos por hobby, nuestro Fantomas de misa diaria consiguió lo que más deseaba, su billete dorado de Willy Wonka: ser admitido en la ceremonia de coronación del nuevo rey Felipe VI.
“Una vez allí fue fácil” —nos comenta en exclusiva el jóven— “la coronación fue una fiesta sobria y recatada. Aburrida. Allí no íbamos a más de gramo por tocha. Ante la falta de material vi a laMilfanta (como así le gusta llamarla Francisco, en un alarde descomunal de mal gusto) sola y desvalida. Me acerqué, me reengominé el pelo y le solté: “¿Qué, en ocasiones así echas de menos a tu compi, eh?”. Luego, mostrando una bolsita de “Fresquito” en mi mano, le pregunté si se venía conmigo. A partir de ahí risas, copas, más flujo que el derramado durante la apertura de Barcelona 92’… Todo salió redondo.”
Según Zarzuela, no hay nada que comentar. La familia real se reduce al rey, sus padres, sus hijas y el grupo de moda que le guste a Letizia. Así que, cualquier suceso fuera de esa familia nuclear queda en un ‘no comment’. Por parte de la Infanta, ni lo desmiente ni lo confirma. Aunque entre suspiros confiesa que “Yo sí tendré un novio taleguero, ¡chínchate, Cristina!”. Los actuales reyes suspiran llenos de satisfacción, “pensé que tarde o temprano iría a por Leonor”, comentan aliviados.
Por parte del exmarido de Elena todo son alegrías: “Al menos mi alocado hijo tendrá un modelo moral a seguir. Ya va siendo hora que aprenda cómo se hacen las cosas. Yo ya no podía seguirle el ritmo a Froilán. Francisco Nicolás lo hará bien”.
Así, al fin, todos sabemos a qué se debía la sonrisa pícara del joven durante la coronación. No era la sonrisa del hacker que se cuela en el sistema. Sino la del joven emprendedor que, como Dios manda, consigue hacerse un lugar en un consejo de administración de la manera que más se respeta y mejor sabemos hacer, en este país: el braguetazo.
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