¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

jueves, marzo 14, 2013

ENTRE EL MATE,EL TANGO Y SAN LORENZO

El Jefe
Biografía política del cardenal Bergoglio publicada hace 5 años

Martín Hermida
En El Aromo n° 40, Enero/Febrero de 2008


El cardenal Jorge Mario Bergoglio tuvo una trayectoria política intrincada. Acusado de  coquetear con el justicialismo en 1972, de la mano de Antonio Quarracino, su  predecesor en la arquidiócesis porteña, se lo ligó a la última dictadura, cuando —con 37 años— era el superior de los jesuitas rioplatenses [1]. Una versión lo culpa por no haber defendido a dos sacerdotes de su comunidad que trabajaban en villas miseria, detenidos por miembros de la ESMA (aunque meses después fueron liberados) [2]. En 1998, se convirtió en el arzobispo de Buenos Aires, cargo que ocupa actualmente. En 2001, el papa Juan Pablo II lo elevó a cardenal y lo consagró como prelado superior de la Iglesia Católica argentina. Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), se dice que obtuvo 40 votos de los 77 necesarios para ser elegido papa en 2005. Habría sido el segundo candidato más votado.
 
El frente internoBergoglio sorbe mate en Buenos Aires. AFP
 
En el interior de la Iglesia que regentea, Bergoglio fue atacado desde dos frentes opuestos. Por un lado, los religiosos y laicos ultraderechistas, acérrimos opositores no ya la legalización del aborto sino de la distribución de anticonceptivos, lo ven como un tibio “liberal” reformista. Además, no les gusta la idea de que Bergoglio sea jesuita, una orden a la que extrañamente se le ha negado el derecho a encabezar la Iglesia durante  cuatro siglos, pese a su lealtad histórica al papado. En la otra vereda, los párrocos Eduardo de la Serna y Rubén Capitanio, enrolados en una corriente progresista, le reclamaron una actuación más enérgica.
La batalla interna de Bergoglio empieza con el ex número 2 del Vaticano, el cardenal  Sodano. Sodano fue el principal mediador del acuerdo de Roma con el menemismo, operado a través de Esteban Caselli, embajador ante el Vaticano de Menem y secretario de Culto de Eduardo Duhalde, del cual hablaremos más adelante. El segundo de Sodano, el arzobispo argentino Leonardo Sandri, también estaba enfrentado con  Bergoglio.
Ambos, Sodano y Sandra, junto al presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, el cardenal Renato Martino, tenían en carpeta otro referente para la Iglesia argentina: el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer (y en menor importancia, al arzobispo de Mercedes-Luján, Rubén Di Monte). Aguer es un ferviente crítico de la conducción del Episcopado por Bergoglio. Sin embargo, con la designación de Tarcisio Bertone en lugar de Sodano, Bergoglio puede estar más tranquilo. Bertone lo respeta, pese a sus diferencias con el manejo de las relaciones con Kirchner [3].
A la vez que la figura internacional de Bergoglio tomaba mayor preponderancia luego de la elección papal, muchos sectores de la Curia romana le criticaron su tibia defensa de Baseotto, el del entredicho con el ex ministro de Salud, Ginés Gonzalez García. El conflicto empeoró cuando el Vaticano anunció la designación de los obispos de La Rioja, Fabriciano Sigampa, y de San Miguel, José Luis Mollaghan, en los arzobispados de Resistencia y Rosario. Estas personas no constituían la preferencia del Episcopado [4].
 
La pelea con Kirchner
 
Aunque de manera solapada, la pelea con Kirchner se remonta a su campaña  presidencial. Para peor, Bergoglio apoyó la candidatura de Joaquín Piña contra Rovira en Misiones. Otra provocación, esta vez fracasada, fue la coalición Telerman-Carrió. Sin embargo, se vengó con el triunfo de Mauricio Macri, acompañado por uno de sus mejores cuadros: la vice Gabriela Michetti. A Bergoglio se lo ve cómodo en la arena política, pero tropieza cuando se trata de la defensa corporativa de la Iglesia. Por ejemplo, durante la condena de Von Wernich, su firma expresó que el Episcopado se mostraba “conmovido” por el fallo. Así, redujo la responsabilidad del capellán de la Policía Bonaerense a un tema personal. Tampoco estableció condena canónica alguna a  Von Wernich, que aún puede dar misa [5]. La misma actitud tuvo con Baseotto, que puede seguir presidiendo misas en las parroquias de Belgrano y Villa Devoto [6].
Otra punta del enfrentamiento es Caselli, que, como dijimos anteriormente, tuvo un rol activo durante el menemismo y, tras la asunción de Kirchner, estableció numerosos contactos con funcionarios gubernamentales. Esta estrategia tiene una pieza vital: el empresario K Mario Montoto. Caselli le habría ofrecido algunos de sus contactos para que la balanza se inclinara a favor de Kirchner en la pelea con Bergoglio y conseguir su desplazamiento. A cambio, habría pedido convertirse en el principal operador del kirchnerismo en cuestiones relacionadas al clero [7].
Ahora bien, ¿quién es Montoto? Uno de los principales operadores del Ministro Julio De Vido, específicamente en el Plan Nacional de Radarización. Además, es un  proveedor privilegiado en cuestiones de defensa y seguridad, a través de las empresas que representa, la mayoría de origen israelí. Finalmente, se planteó la posibilidad de que el reemplazante de Bergoglio al frente del arzobispado porteño fuera el obispo argentino Leonardo Sandri. Se comenta que la relación entre Sandri y Caselli sería muy amistosa [8].

El gran organizador
 
Pese a estas turbulencias, Bergoglio no está solo. El cardenal cuenta con el apoyo de los vicepresidentes primero y segundo del Episcopado, el arzobispo de Tucumán, Luis  Villalba, y el obispo de Lomas de Zamora, Agustín Radrizzani. También está de su lado el principal referente del progresismo moderado, el obispo de San Isidro, Jorge Casaretto [9]. Pero la fortaleza mayor del cardenal proviene de su habilidad para  reorganizar a la oposición política al kirchnerismo, donde cuenta con una cantidad nada despreciable de cuadros fieles, que atraviesan todo el espectro opositor, desde Lilita a Gabriela, para quiénes él es, sin dudas, El Jefe. 

Notas
[2] ídem
[8] ídem
 

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